En el primer caso hablamos de una entrevista formal y estructurada (también llamada estandarizada) que se caracteriza por estar planteada de una manera estandarizada donde se hacen preguntas que previamente fueron pensadas y para un entrevistado en particular que responde concretamente lo que se le está preguntando. Por esta razón, el entrevistador tiene una libertad limitada a la hora de formular las preguntas pues no pueden nacer de la entrevista en sí misma, sino de un cuestionario realizado de ante mano. De todas formas, esta metodología tiene beneficios así como también algunas desventajas que serán detalladas a continuación.
En primer lugar, si hablamos de ventajas proporcionadas por esta tipología, la información es fácil de interpretar favoreciendo el análisis comparativo; el entrevistador no requiere tener mucha experiencia en la técnica ya que es cuestión de seguir el cronograma de preguntas. En segundo lugar, si tenemos en cuenta las desventajas que se dan podemos hablar sobre las limitaciones a la hora de profundizar en un tema que surja en la entrevista ya que, al no permitirse que el diálogo fluya naturalmente es muy complicado que estas cuestiones se den.
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